Nuestros antepasados estaban seguros de que nuestra individualidad estaba intimamente conectada con la naturaleza y los movimientos cósmicos. A pesar de ello, a día de hoy es difícil pensar de esta manera porque nuestra forma de vivir funciona aparentemente desconectada de las condiciones naturales. Por eso diseñamos nuestro camino de forma independiente.

Pero lo que siempre ha estado asociado a creencias antiguas o a un cierto misticismo importado de Oriente, ha sido comprobado por la física cuántica y la neurociencia: ESTAMOS INTERCONECTADOS. 

Si miramos a esta idea desde el enfoque astrológico, esta interconexión están representada por los planetas transpersonales, o sea los de transito lento que mueven la energía colectiva.

En la vivencia de los tránsitos colectivos reafirmamos la importancia del grupo y de la necesidad del crecimiento conjunto.

Urano es uno de estos planetas transpersonales, y se quedará en Tauro durante un tiempo. 

¿Qué influencia y aprendizaje nos trae todo esto? 

Estamos siendo empujadas de forma colectiva a cambiar nuestra relación con la tierra, sea esta tierra el planeta o la propia tierra interna (o sea nuestro cuerpo).

Urano representa lo nuevo, lo original... nos pide libertárnos de antiguos paradigmas. Tauro, cuyo planeta regente es Venus, nos indica que esta liberación uraniana tendrá una naturaleza femenina y que la forma de vivenciar este tránsito de manera evolutiva es a través de la armonía con el placer.